La cantautora y artista puertorriqueña Andrea Cruz cierra el ciclo de su segunda producción discográfica «Sentir no es del tiempo» con la realización de un concierto documental, que se estrenará el domingo 22 de noviembre a las siete de la noche a través de la plataforma SPYNtyx.
Durante su carrera, la cantautora se ha presentado en múltiples escenarios a nivel nacional e internacional como la serie de conciertos de NPR Tiny Desk Concerts durante el 2018. Ha compartido tarima con iLe y Buscabulla en el Meca Art Fair en el 2019, también junta a Loli Molina en Mexico, Gaby Moreno y La Santa Cecilia en Los Angeles California, Kany García, Los Walters y tantos otros en Puerto Rico durante el 2019. Ha participado del LAMC y SXSW en 2018.
Conversamos con ella sobre su vínculo con la música, Puerto Rico como una cuna creativa, su segundo disco y lo que ha preparado para su concierto documental.
¿Cómo es tu vínculo con la música?
La relación que tengo con la música significa sanación. Ha sido el vínculo que me ha llevado a reflexionar sobre mis heridas, sobre mi pasado, sobre mi comportamiento, me ha rescatado y convertido en otra persona que jamás pensé que pudiera vivir en mí; a entenderme. Por eso siento que cuando escribo, canto, toco la guitarra lo hago hacia una dirección de búsqueda más interna.
¿Cómo es ser una artista independiente creando desde Puerto Rico hoy?
Puerto Rico, es una cuna creativa, aquí por todos lados hay un artista. Nuestro contexto, nuestra geografía, nuestra gente habla, es la manera de definir nuestra identidad que tanto el coloniaje ha intentado opacar, eso ha sido mi motor para poder desarrollar este proyecto de música. Aun siendo artista independiente, y no contando, tal vez, con el capital suficiente para visibilizar mejor mi trabajo, las personas han reaccionado y han sido ellas mismas las que me han posicionado en lugares donde se presenten artistas de renombre. Me siento agradecida con este archipiélago, gracias a esta tierra, soy y canto.
¿Cómo has enfrentado el nuevo normal producto de la pandemia, tanto con tu proyecto musical como personalmente?
»Sentir no es del tiempo» nace una semana y media antes del cierre en Puerto Rico, ya en otros lugares y países había comenzado el «lock down» y fue muy duro, había autogestionado una gira que comenzaba con 10 fechas en Boston, Texas, NY, MX y Colombia junto a cuatro músicos. Experimenté coraje, aún sigo bregando con esto, ya que mi primer álbum «Tejido de laurel» nació dos días después del Huracán María para 2017, el fenómeno natural que devastó nuestra isla. Actualmente hay familias sin luz, agua y hogar debido a este huracán. Nos seguimos recuperando de ello.
¿Qué podemos esperar sobre lo que se viene el 22 de noviembre? ¿Qué significa para ti esta fecha?
Será el momento de realmente presentar este álbum como merece, quien ya conoce mi trabajo, mi música y mi manera de expresarme terminará de abrazarse al camino. Para que recién se une y llega, entenderá la importancia del concepto «El Sentir» desde mi perspectiva y la importancia de mi expresión artística desde el Caribe. Significa: cierre y celebración.
¿Cómo describirías tu segundo disco Sentir no es del tiempo, musical y estéticamente?
Es un álbum de estilo cinematográfico, es muy grande, cuenta lo que una catarsis provoca en nuestro entorno, en nuestro ser. Propone que cuestionemos sobre lo NO lineal que es sentir y de por sí vivir. Busca rescatar esa imagen clásica, darle valor a los patrimonios históricos que componen a un pueblo en el aspecto físico, visibilizar a las personas que construyen una mejor vida y defender la belleza de lo cotidiano.
¿Cómo fue su proceso de creación, producción y lanzamiento?
Estuvimos un año completo en su producción, en donde colaboraron sobre 18 músicas y músicos, y un equipo de sobre 6 personas en la fotografía, diseños y todo ese lado de diseño. Durante ese tiempo en Puerto Rico (2019) se estaba viviendo algo que jamás habíamos visto, el pueblo decidió salir a la calle a pedir la renuncia del exgobernador Ricardo Roselló, tras salir públicamente un chat donde él y un grupo de políticos se mofaban de las 4,645 muertes que nos trajo el fenómeno del Huracán, conversaciones clasistas, homófobas, sexistas, misóginas. Fueron 18 días de marcha, paralizamos el país y lo sacamos. Así que sentí una furia para terminar de escribir el álbum, pero es una furia que, en mi caso, se refleja desde la sensibilidad. Hay dos temas que describen muy bien esta sensación: A vuelo de pájaro, Echarle Sal y Nana al Aire.
El álbum cuenta también con otras narrativas como la importancia de mantener el «fuego» desde un aspecto simbólico con, Ardamos, y cuestionarnos sobre las personas, lugares con las que hemos estado relacionadas durante tanto tiempo como: Quién nos amarró y Añoranza. Es una historia diversa.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo construyes tus canciones?
Escribo en forma de carta, le escribo a las ideas mismas y voy viendo cómo se van repitiendo, de ahí entonces trato de agarrar cual es la que realmente me da un hilo conductor para narrar una historia completa. Lo primero para mi es lo narrativo, me doy mi tiempo, voy a un espacio natural cerca de mi casa en Cayey, Puerto Rico y leo, la lectura es mi fuente principal ya que no estudié música formalmente. Luego, busco un concepto sonoro, imagino los colores, los instrumentos que puedan entrar y de ahí busco la guitarra o la melodía principal. Luego se une Rafa Rivera, productor y arreglista del proyecto como tal. Trabajamos de la mano el espectro sonoro.
¿Qué sientes que ha sido tu mayor escuela para convertirte en la compositora y artista que eres?
»Mi música responderá a mi contexto, para la esfera universal y global» ese pensamiento ha sido mi escuela, pensar que, aunque vivo en una isla podré cantar para el mundo. El reto de no responder a un género urbano, tropical, electrónico y encima ser mujer, querer traer a la mesa la vulnerabilidad y la reflexión en la música han sido los instrumentos que me han tallado y que cada vez más sigo fortaleciendo.