La respuesta es… POCA. Ruidosa investigó los principales eventos musicales de la región en 2017 y 2016. Aquí las cifras que muestran cuánto nos falta por avanzar.
Texto y dirección investigación: Auska Ovando
Recolección de datos: Equipo Ruidosa
Gráficas: Francisca Alcalde y Tomás Dintrans
Analizamos los números musicales de más sesenta festivales de música que ocurrieron en Latinoamérica en 2016 y durante la primera mitad de 2017, y clasificamos por género a más de 2000 artistas y bandas*. Los resultados muestran que un 78.1% de los artistas que han ocupado los escenarios de la región en 2017 son hombres, o bandas compuestas sólo por hombres. Esto significa que casi un 80% de los números artísticos no contemplan a ninguna mujer como protagonista.
¿Por qué puede pasar esto? Es una pregunta importante que obliga a la reflexión de quienes participamos de la industria musical: hombres, mujeres, artistas, y el público. ¿Será que existe un doble estándar, en el que las mujeres generan ganancia para el mercado musical, pero son al mismo tiempo excluidas de espacios de representación? ¿Qué pasa entonces con el contenido y discurso de la música? ¿Si hay tan pocas artistas mujeres en los escenarios, está representada la visión y experiencia femenina en la música? ¿Y qué pasa con quienes toman las decisiones? ¿Se tratará de un núcleo homogéneo en el que son hombres los que mayoritariamente deciden quién está en los escenarios que se ofrecen al público?
Si descontamos las bandas mixtas, sólo un 10.6% de los números artísticos en festivales de 2017 son exclusivamente femeninos. ¿Por qué los escenarios de los festivales no reflejan la cantidad de creadoras competentes, desafiantes y poderosas que hay en Latinoamérica?
La situación no cambia mucho mirando lo que pasó en el año 2016. En los 25 festivales que analizamos, hubo un 76,9% de participación exclusivamente masculina, 14% de participación mixta y 9.1% de participación exclusivamente femenina (es decir, bandas compuestas sólo por mujeres o solistas mujeres).
Mirando las tendencias por país, en 2017 Argentina tuvo la peor representación de mujeres artistas en el escenario, con sólo un 13.2% (incluyendo a solistas y bandas mixtas) en los festivales Personal Fest Verano, Lollapalooza Argentina y Cosquín Rock. El mejor desempeño en cuanto a presencia femenina en el escenario lo consiguió Estados Unidos con el festival Ruido Fest, que alcanza un 33.3%. El mismo festival fue el que tuvo mayor presencia femenina en 2016, llegando a un 35.4%.
El emblemático Cosquín Rock resulta ser el más bajo en presencia femenina en lo que va de 2017: Sólo 10,9% de los números artísticos tuvieron a mujeres como protagonistas en el escenario (incluyendo a bandas mixtas).
En 2016, el festival Ceremonia, de México, tuvo el peor porcentaje de presencia femenina en el escenario, con un 6,9%, seguido por Creamfields de Chile (con 7,7%), el mexicano Pal Norte (con 11,1%), y cerrando la lista están Cosquín Rock de Argentina (11,8%) y Trópico (12,5%) de México.
¿Cuáles son los festivales en los que hay mayor presencia femenina? En 2017, NRMAL, de México, alcanzó un 47,5% en todo lo que va de 2017, acercándose a la proporción que representamos las mujeres en la población mundial (cerca de la mitad). En 2016, el festival con más presencia femenina fue Primavera Fauna, de Chile, con un 41,4%.
¿Qué pasa si analizamos los números artísticos en los que el escenario está protagonizado sólo por mujeres? En lo que va de 2017, ni Personal Fest Verano de Argentina ni Fauna Otoño de Chile tuvieron una sola banda compuesta sólo por mujeres o solista mujer.
En 2016, Rock en Conce (o REC, de Chile) tampoco tuvo ninguna solista femenina en su parrilla. El festival que tuvo más participación solista femenina en 2017 fue NRMAL, de México (con 27,5%). En 2016, el festival con mayor porcentaje de solistas femeninas fue Nómade, de Chile, con un 31,6%.
¿Por qué las mujeres seguimos tan subrepresentadas en espacios de difusión y expresión tan importantes como los festivales musicales? Se trata de espacios donde se difunden tendencias y símbolos culturales, que marcan pauta y dan forma a las industrias musicales de América Latina.
La música es una disciplina, una herramienta, y un formato global y transversal que refleja y conecta el espíritu y la mente humana. Permite contar verdades individuales que también son universales, y difundir y expandir historias que no son las tuyas por los oídos de muchos.
Es imperativo que los espacios culturales y creativos estén integrados por una multiplicidad de voces. Que todas esas voces se eleven. Esto sólo enriquece a las sociedades y culturas y la cultura. En Ruidosa queremos invitar a quienes toman las decisiones sobre festivales a pasar el micrófono a todos y todas: El género no puede ser arma de discriminación, ni en la música, ni en las artes, ni en ningún otro lugar.