Durante el verano sudoroso de Santiago de Chile nos unimos a Sintética, colectivo que registra sesiones en vivo de músicos electrónicos, para conversar y bailar a los ritmos periféricos de TAYHANA.
Fotografías por Luz Andrea Sierra
Conocimos a Melody Tayhana cuando participó en nuestro panel “Lo político es personal: punk, rap y cumbia en Latinoamérica” durante Ruidosa Fest CDMX en 2016. Para ella, la pista de baile es un espacio político, donde cada persona debería poder desenvolver sin ataduras de ningún tipo, sin importar clase social, sexualidad, raza o identidad de género.
Nacida en un barrio bajo del sur de Argentina, creció escuchando música popular como la cumbia. Toda su vida estuvo vinculada a la música, empezando a tocar piano a los ocho años. En paralelo, comenzó a grabar sus propios compilados desde la radio o inventando sus propios instrumentos musicales.
El activismo y la resistencia no se acaban en la fiesta. La revolución será bailada o no será. La relación de TAYHANA con la pista de baile toman fuerza con Hiedrah Club de Baile, colectivo artístico creado junto a dos amigos, que manifiesta su acción política mediante el baile y la defensa de los cuerpos.
Para ella, la pista de baile puede (y debe) ser un espacio político y radical, si lo entendemos, organizamos y experimentamos como un espacio donde las personas puedan expresarse, divertirse. También si nos cuestionamos el tipo de relaciones, jerarquías y políticas se ejercen en el ambiente nocturno. Por eso, TAYHANA cuestiona no sólo cómo organizamos las fiestas pero también qué tipo de música escuchamos.
Por eso, si bien su estilo musical está dentro de la electrónica club, en sus tracks mezcla influencias latinoamericanas y afrodescendientes. Tanto en Hiedrah como NAAFI, Salviatek y tantos otros colectivos, nacen como una forma de cuestionar la relación de música con la sociedad y buscando proponer otro tipo de valores como el respeto que nacen como una forma de cuestionar la relación de la música con la sociedad y generar espacios donde las personas de distintos orígenes puedan estar juntos.
Durante su vida ha estado en busca de ritmos provenientes de todas las periferias del mundo. Esta es parte de su cruzada: la democratización de la pista de baile y lo que significa y transmite; que es y debería ser para todos y por todos.
Actualmente erradicada en Ciudad de México, esta mujer dj entiende y experimenta la pista de baile y su rol dentro de esta escena como algo político. su forma de entender y experimentar la pista de baile sigue siendo política.
Quien quiera bailar, que baile.
¿Cómo nace tu relación con la música?
Desde toda mi vida, mi familia siempre fue muy musical, mi abuelo bandoneonista, mi abuela y tía bailaban danza y mi mamá organizaba programas de radio y festivales que impulsaban la música folclórica del norte de argentina. Cuando era chica solo había presupuesto para hacer una actividad extra al colegio y antes que inglés o computación, elegí ir a piano. Siempre había instrumentos en casa, pero a mi me gustaba más inventar los propios o pasar toda la tarde escuchando los casetes que encontraba por la casa, hasta que aprendí a grabar mis propios compilados desde la radio.
¿Cómo empezaste a ser dj?
Siempre fue mi sueño desde los 6 años, lo creía «frustrado» porque mis únicos referentes djs eran los djs de cumpleaños de 15 o cenas que organizaba mi familia. Pensaba que el dj tenía que tener todos los equipo de audio y por mi situación familiar la veía demasiado difícil. Luego aprendí a «mezclar», con lo que tenía en casa, un equipo de música y un discman, ese era mi invento/juguete favorito porque podía enganchar canciones con dos reproductores. La primera vez que pasé música en un evento fue en un desfile de mascotas que organizamos en el colegio, creo que tenía 10 años.
En el secundario también siempre intentaba encargarme de eso en las fiestas, o haciendo cds piratas. Recién cuando terminé de estudiar cine, junto a dos amigos empezamos el proyecto «HiedraH Club de Baile», nuestro paraíso para experimentar con ritmos, ahí nació TAYHANA, sumado a que me moría de ganas por jugar con la música que venía recolectando y, además, no teníamos demasiado presupuesto para pagar tres djs en nuestro line up. Te cuento todo esto porque hoy ser dj ya es una moda, de la noche a la mañana aparece uno nuevo, que solo se suma por ser «cool» y se nota que no hay sentimientos en su performance.
¿Cuáles son las primeras preguntas o temas que te inspiraron a crear junto a tus dos amigos Hiedrah Club de Baile?
¡Todas preguntas relacionadas al baile! ¿Por qué bailamos? ¿qué sentimientos aparecen en la noche? ¿de qué nos liberamos cuando bailamos? ¿cuáles son las presiones del día que nos desatan en la noche? ¿cómo hacemos para hacer de una noche predecible musicalmente la mejor de tus noches? ¿qué riesgos trae consigo la noche que el público no conoce?
¿Por qué nace la necesidad de resignificar o reapropiarse de la pista de baile, la música y el club (o discoteca)?
Desde que comenzamos a trabajar, en plural porque fue con dos amigos con los que hicimos Hiedrah, desde la pista de baile porque queríamos crear o explorar un concepto de familia de una forma responsable con lo que es la pista de baile. No solo qué significa hacer una fiesta y ganar dinero, porque de hecho nunca lo ganamos, pero si fue una fiesta que fue creciendo y aprendiendo sobre todo lo que implica crear un espacio donde la gente se divierta, teniendo en cuenta que hay hay prejuicios e irresponsabilidades de por medio a las que estamos acostumbrados. Ese fue el puntapié de lo que sería nuestra responsabilidad en lo que es la fiesta y trabajar con el cuerpo como movimiento y baile de una forma responsable.
¿Cómo se crea una pista de baile que sea feminista, queer, inclusivo y que busca romper con esos prejuicios?
Escuchando… escuchando a las personas, las quejas e inquietudes. Y observando cómo uno se mueve en la noche y cómo es el circuito al que estamos acostumbrados, por ejemplo la seguridad de un club -quienes a veces son muy agresivos. a cómo se pus como ir trabajando de a poco. También se aprende del error, el choque y la frustración de cómo funciona la noche, la escena musical o algunas personas.
En tu dj set hay una mezcla de sonidos, géneros y estilos. ¿Cómo es ese ejercicio de reapropiarse o resignificar canciones que vienen de un mundo más patriarcal o que tiene muchos prejuicios y estereotipos?
Yo escuché toda mi vida cumbia argentina. Luego, uno se da cuenta de las letras, pero hay que romper el clic y apropiarse para hacer algo nuevo con eso, desde la crítica o el humor -que es lo que más me sale a mí ajjaja Yo siento que uno tiene que ser bastante atrevido en ese sentido y no tener miedo a usar hay canciones muy populares, es más bien como uno lo encara.
¿Cómo describirías las pistas de baile en América Latina y cómo te gustaría que fueran?
Te puedo hablar de la escena latina que a mi me gusta, no de toda, de la más «real», la que sale a bailar porque necesita liberarse de todas las presiones que te impone el día. Amo esa escena queer, porque es mi domo donde me siento libre y protegida. Como escena latina somos un pueblo saqueado, colonizado, que lleva consigo mucha furia cuando baila, que grita cuando baila y eso es lo que más me gusta sentir cuando estoy del otro lado haciendo lo mío.
Me encantaría una escena Latina que sea más pro Latinos, que apoyen los djs y productores del continente y dejen de estar regalando el dinero a artistas del primer mundo, que solo tienen renombre pero a la hora de su performance no tienen nada de especial. Lo que pasa es que la prensa influye demasiado y uno a veces se cree cualquier cuento. Me encantaría también que la prensa sea un poco más generosa con nosotras, hay mucho más talento del que se imaginan y lamentablemente promotores que tienen dinero para hacer fiestas/festivales necesitan la validación de la prensa de afuera para sentarse a escuchar un set o EP de artistas latinos.
¿Qué has aprendido durante tus viajes por América Latina siendo dj?
Siento que estamos todos en la misma situación. Cada vez que voy a una fiesta en América Latina, especialmente las más pequeñas, veo reflejado todo lo que me pasó a mi haciendo fiestas en Hiedrah, desde los obstáculos a los que uno está sujeto todo el tiempo y lo difícil que es mantener una noche y las políticas nocturnas de la ciudad que ni siquiera está en nuestras manos. Fui aprendiendo de los errores a los que uno se somete, pero así también uno aprende. Hiedrah ya va por su cuarto año y a mi me gusta volver a fiestas donde ya visité y ver que van creciendo o no… o cómo se va sosteniendo.
Comparado con lo que pasa en el primer mundo… aprendí que nosotros estamos muy solos, muy lejos de todo lo que es la escena. si bien hacemos una música por ahí similar a lo que hacen fiestas en el primer mundo como en Los Angeles, Nueva York, Londres, pero mi enojo es con la prensa porque siento que nunca nos reconocen lo que difícil que es hacer una fiesta en Sudamérica ni lo que generamos. Igualmente aprendí a entender eso y que no me importe, y a tener otra relación con los medios y fiestas sudamericanas. Por eso, me gusta más tocar en Sudamérica, especialmente en países que no tienen una escena pero que se animan a hacerlo. Hacer una fiesta en Perú, Guatemala o El Salvador, donde no tienen una escena bien establecida, hacer una fiesta cuesta un montón. Pagarle un dinero o fee a un dj o armar toda la fiesta cuesta mucho más que nos cuesta a nosotros, por lo menos a mi desde Hiedrah. Me gusta apoyar bastante lo que es la escena de este lado.
¿Qué mujeres te inspiran? ¿A quienes deberíamos conocer y estar escuchando?
A todas mis amigas. Tuve la suerte de escuchar muchos sets en diferentes partes de América y lo mejor que está saliendo hoy es lo que se está produciendo en Hiedrah. Ahora van a sacar un compilado donde hay tracks inéditos y los que más me gustaron a mi son de Retumba y BRAIAN. En México hay una chica que se llama Conejx que es muy buena. También veo que las chicas que producen no se animan tanto a tocar. Me gustaría apoyar un poco más a las chicas de allá, así que hay que estar muy atentos.