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María Zamtlejfer: “Para poder escribir sobre algo también hay que vivir”

“Cuando me di cuenta de que quería seguir haciendo carrera en la música y no centrar todo en mi profesión universitaria me liberé, pero no sin el costo de atravesar una crisis” dice la música argentina María “Luli” Zamtlejfer, quien explora nuevas geografías emocionales durante el encierro y la construcción de Tigre Ulli, su proyecto solista. 

Escrito por Jennifer Olvera

María “Luli” Zamtlejfer, música y arquitecta argentina, lanzó a inicios de año, a través del sello Laptra, un disco de melodías rockeras, estética japonesa y letras alegremente melancólicas. Fue producido y grabado junto a Tom Quintans, de Bestia Bebé, y Felipe Quintans, baterista de 107 Faunos y Super 1 Mundial. 

“A Tom lo considero parte del proyecto: si bien yo compuse las canciones, él fue fundamental en el armado de los arreglos y, sobre todo, a nivel emocional para animarme a desarrollarlo. Pipe era mi opción número uno para grabarlo porque soy fan de lo que hace. Creo que tiene muy buen gusto y aporta muchísimo a todos los proyectos en los que participa” dice. 

Luli también es cofundadora de Las Ligas Menores, y fue su bajista hasta el año pasado. En ese trayecto aprendió musical, lírica y emocionalmente. La decisión de no tocar más tenía que ver, para ella, con su lado más complaciente; sin embargo —y aunque no estuviese planeado— volvió a grabar. Lo que más valora de su paso por la banda es que le dio seguridad en lo que hace, “y también que sé que las cosas no ocurren solas: siempre hay que trabajar para que los proyectos crezcan”. 

En las siete canciones que conforman al disco podemos escucharla con un nuevo instrumento. Siempre toqué el bajo, pero compuse con la guitarra criolla. Nunca me había puesto seriamente a practicar con la guitarra eléctrica, así que aproveché la oportunidad de este nuevo proyecto para aprender algo nuevo que, sentía, era una cuenta pendiente. Por lo pronto, Santi de Él mató me prestó una Fender Stratocaster hermosa, color crema con el pickguard azul eléctrico”. 

Letras directas y melodías amigables

A Luli le molestan mucho las cosas pretenciosas y, en particular con la música, se irrita con el uso excesivo de metáforas, con la pose, con la estética que no coincide con la o el artista y cuando siente una impostura en las composiciones. Diseñar el arte del disco comenzó como una pequeña batalla contra ello, “pero la verdad es que siento que todo lo que hago es lo que me nace, y me siento influenciada por gente que va por el mismo camino: letras directas, melodías amigables e imágenes que reflejan todo eso”. 

Ulli, su álter ego, surgió hace algunos años. Utilizar ese nombre le sirvió para preservarse y para sintetizar una imagen que le gusta; para separar los dos universos que la conforman, pero que prefiere que no se mezclen. Su fascinación por la cultura japonesa es visible en los elementos del arte del disco. “Mucho de esto sale de películas que me encantan, como El verano de Kikujiro o Mystery Train (que no es para nada oriental, pero tiene ese episodio de los enamorados orientales que debaten sobre el supuesto verdadero rey del rock)”.  

Entre sus referencias también se encuentran el indie clásico yanqui de los noventa y las bandas de Laptra, Nun Records y Matado. “En particular, cuando armaba el disco tenía muy presente a la banda Luna, un poco por la formación clásica (dos guitarras, bajo y batería) y, sobre todo, por la voz suave y clara de Dean Wareham. En cuanto a la composición, siempre hay elementos que se cuelan, algunos más sutiles que otros: los libros que leo y las experiencias personales”.

La calurosa prosa de Mariana Enríquez también se mezcla con sus composiciones. “Las cosas que encontramos en el fuego” es el guiño más evidente dentro del proyecto. Estos últimos años leí casi todo lo que escribió con bastante voracidad. Generalmente, sus relatos transcurren en escenarios muy clásicos de Buenos Aires. Hay uno en particular que ocurre en el Parque Chacabuco, al cual voy muy seguido porque vivo relativamente cerca y me encanta. Así que desde que leí ese cuento cada vez que iba pensaba en esa historia, que también se mezclaba con imágenes de otros relatos. Así fue como empecé a armar una especie de collage con elementos de esas narraciones y mis propias fantasías”. 

Para Luli, lograr combinar la crudeza con lo alegre tiene que ver con la educación sentimental que recibió de niña. The Cure fue su primera banda favorita y la ha marcado más de lo que cree. Fotos y videos, la primera canción del disco, salió en una tarde de soledad; “fue una de esas canciones medio mágicas que salen de una. Hacía un tiempo que venía sintiéndome bastante en automático, actuando por inercia sin pensar mucho en lo que estaba haciendo. Venía con algunos problemas laborales, me acababa de ir de la banda y pasé de no tener tiempo para nada a volver a pasar muchas tardes de ocio con las cuales no sabía muy bien qué hacer”. 

Tocar por Instagram la ha ayudado a paliar la frustración de no haber podido presentar en un escenario su música. Nunca hubiera deseado transitar su proyecto y ser mamá en medio de una pandemia, “pero algo positivo fue que me obligó a parar un poco y poder vivirlo más intensamente con el papá de los bebés. Ahora nos estamos acomodando a esta nueva vida, conociéndonos, aprendiendo a disfrutar las cosas buenas y malas, y haciendo un poco de duelo de la vieja vida mientras vamos descubriendo el potencial de la nueva. Es difícil sintetizarlo, es una revolución muy grande”. 

La primera prueba de su proyecto solista la hizo sentir más expuesta porque es muy sincero. “Siempre es muy emocionante sacar un disco porque termina siendo la foto de un momento de la vida. Más allá de la grabación en sí y de la obra artística (sigo siendo fan de los discos más que de ir sacando canciones), en lo personal, quedó asociado con esas nuevas ganas de componer, volver a la sala a ensayar, grabar con gente que quiero. El lanzamiento fue raro, obvio, pero también va a terminar quedando en la memoria como un hito en un año oscuro de la humanidad”. 

Contenta con los resultados, es defensora de que las cosas que se hacen deben quedar intactas, estáticas, aun con errores, y no tiene idea de qué diferencias habrá con lo nuevo que componga. “Por lo pronto creo que van a pasar algunos meses más hasta que pueda volver a encontrar el tiempo para componer. Pero bueno, para poder escribir sobre algo también hay que vivir, y me estoy ocupando de esa parte por el momento”.

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