Catana, una historia de perseverancia, transformación y mucho rap desde Chile para el mundo entero.
Por Marisol Martínez (@impasable_)
“Me siento como estrella fugaz, hoy siento que lo tengo y a la vez quiero más”, confiesa Catana en “Ulalá”, sencillo de su primer mixtape del 2018, ‘Qween C’, que rápidamente la colocó en la mira como una de las exponentes más prometedoras del rap latinoamericano. El tema, que hoy día reúne más de dos millones y medio de reproducciones en Spotify; es solo la punta del iceberg de una carrera que arrancó por allá del 2010 envuelta en un contexto de machismo, desigualdad social y racismo, pero, también, autenticidad, perseverancia, talento y ambición.
El arte de Catana se expresa en primera persona, por lo tanto, ofrece una radiografía vivencial de lo que significa ser mujer en un género históricamente dominado por los hombres; desde un lugar donde las oportunidades no se regalan y precisan ser buscadas bajo el rayo del sol. Una narrativa sonora que entrelaza rap, feminismo y transformación, contada de la viva voz de su protagonista.
“En el fondo, para mí, ser Ruidosa es como nunca, nunca callarse y nunca, nunca bajar los brazos. Creo que toda la vida, de cierta manera, he sido Ruidosa. Enfrentándome a lo que me ha tocado vivir desde la infancia hasta el minuto mismo. Entonces, si hay algo que realmente me caracteriza, es que no me sé quedar con la boca callada. Yo siempre voy a ladrar cuando algo no me parezca.
Eso para mí es ser Ruidosa. Nadie me va a venir a tapar la boca ni a decir lo que tengo o no tengo que hacer. Obviamente el tiempo ha transcurrido, he crecido y, desde la adultez, puedo canalizarlo de una mejor manera. Antes quizás era un poco más terca, pero, tener mi propio carácter y criterio, es algo invariable en el tiempo”.
Desde una comuna llamada Cerro Navia
Catalina Cornejo Pillamil tiene 31 años de edad y desde hace algún tiempo atrás, se identifica como Catana cuando empuña el micrófono. Su niñez y adolescencia las pasó en Cerro Navia, una de las comunas más densamente pobladas de Santiago de Chile que, como todo buen sector popular, lucha constantemente en contra de la inseguridad, el abandono institucional, la precariedad y un largo etcétera que hace que sobrevivir en la gran ciudad se convierta en un auténtico reto. Especialmente si eres mujer, mapuche y te gusta el rap.
Todas las violencias a las que estuvo expuesta desde muy chica echaron raíces profundas en Catana, quien encontró en la experiencia barrial la inspiración primigenia de lo que habría de ser un brillante futuro en el rap.
“Influyó 100% en lo que soy yo como artista. Por lo menos en la formación que tuve. Ahí es donde conocí el rap. Donde compuse mi primera canción. Donde compartí por primera vez con otras personas que también hacían música. Es el barrio en donde crecí y que me dio harto material, por así decirlo. Me formó un criterio, una personalidad que incide completamente en mi música. Ahora, claro, he ido cambiando y todo. Mejorando y evolucionando. Siempre hay un constante cambio, pero, en un inicio, fue de esa forma”.
Ser mapuche, mujer y rapera
Y aunque dice haber vivido “una infancia relativamente feliz con lo poco que tenía”, otra de las cosas que le atravesó horizontalmente fue el racismo, una práctica que, desafortunadamente, puede sentirse incluso más violenta dentro del propio núcleo en el que se nace.
Por las venas de Catana corre sangre 100% mapuche heredada por parte de su familia materna. Los mapuches —también conocidos como araucanos desde tiempos de la conquista— forman una de las comunidades indígenas más importantes de Chile tanto por el patrimonio social que representan, como por su fuerte sentido de identidad cultural. A menudo encuentran formas de resistencia y adaptación ante el acoso, algo que a Catana no le resulta ajeno.
Su abuelo emigró de la región sureña de Temuco a la capital de Santiago con apenas 10 años de edad. Perseguir un mejor futuro trajo consigo ciertas implicaciones, incluyendo el desprendimiento de su idiosincrasia original. Entonces, como acostumbra pasar en los fenómenos migratorios, estos vínculos se fueron desdibujando de generación en generación. Catana, sin embargo, ha tratado de rescatarlos, resignificarlos e integrarlos a su quehacer artístico.
Pero si hay algo que detesta Catana, es el postureo. La apropiación vacía. La falta de autenticidad y, sobre todo, transformar algo tan valioso en un mero recurso. Es por eso que el respeto y la gratitud son fundamentales en este ejercicio de inclusión.
“Yo siempre sentí una conexión con la Tierra. Con el tiempo, y a medida que fui creciendo, fui aceptando mis raíces, mis orígenes. Hoy en día me siento super afortunada de tener esta sangre y este lazo tan potente que proviene de la etnia mapuche”.
“Cada vez lo hago más parte de mi música, mencionando a mis antepasados, dándoles las gracias por ser y por dejarme formar parte de ellos. Pero es de esa manera. Yo me siento muy agradecida, muy contenta de hacerlo y, a medida que lo vaya interiorizando, iré hablando más de ello porque las cosas que yo escribo son cosas que me pasan, ¿cachai?”.
Sobre el Wu-Tang Clan, Lauryn Hill y cómo se gana el respeto
El rap, propiamente hablando, existe en la vida de Catana desde que tiene uso de razón. El primer cassette que escuchó fue el de ‘Soundbombing’, un recopilatorio editado por Rawkus Records en 1997, que catapultó las carreras de Mos Def y Reflection Eternal (Talib Kweli y Hi-Tek) al estrellato. La cinta no era propia sino de su hermano 10 años mayor quien, indirectamente, formó parte de los primeros años de su formación. En una época en la que el hip hop era una exclusividad del género masculino, Catana tuvo que ver y aprender desde las sombras experimentando en carne propia aquello que antes no sabía nombrar pero que hoy resulta evidente: el machismo.
“Yo solo era una niñita que tenía que jugar a las muñecas. No había ninguna posibilidad de que yo entrara en ese universo. De hecho, mi hermano siempre fue muy machista en ese sentido. Siempre nos apartó de ello. Yo no sé si en un afán de protegernos de sus amigos o los hombres, por así decirlo; pero siempre era como, ‘¿qué estás haciendo aquí?, ándate a la casa’. Entonces, de alguna manera fue mi influencia, pero indirecta, porque no fue él quien me dijo ‘oye, escucha esto; oye, ven a ver esto o acércate a esta tocata; o mira, así se hace un graffiti’”.
Después vendrían Wu-Tang Clan, Lauryn Hill, Erykah Badu, The Roots, The Fugees y las presentaciones de Eminem, Dr. Dre y Snoop Dogg en MTV. Ariana Puello y 7 Notas 7 Colores por parte de la movida española. El tiempo, siempre sabio, habría de poner a Catana en el lugar indicado y en la escuela media (a los 17 años de edad), conoció a las personas que la invitaron a grabar en un estudio por primera vez. Y fue así que, tras mucho tiempo, se ganó el respeto y reconocimiento no solo de su hermano, si no de todas las personas que le rodeaban.
“Mis primeros temas fueron con gente de Renca, una comuna aledaña a la mía. Luego regresé a Cerro Navia y grabé canciones con gente de Cerro Navia, hasta que comencé a hacer mi proyecto sola”.
“Fue después de bastante tiempo, cuando mi hermano se dio cuenta de que no iba a parar por nada del mundo, que de alguna manera logró tener una admiración hacia mí. Entonces finalmente después era yo quien lo invitaba a los shows. Porque de esa manera uno se ganaba el respeto antes. Haciendo las cosas bien, siendo buena en lo que hacías. Ahora es distinto, pero, anteriormente, uno tenía que ganarse el reconocimiento, por así decirlo, de los más viejos. De los que llevaban más tiempo en esto”.
Voy con mis amigas volando en la nube, a mí no me fallan por eso es que ellas se suben
Antes de ser conocida como Catana, nuestra protagonista utilizaba el pseudónimo artístico de Cat Dee, sin embargo, esa persona murió el instante mismo en que dejó de buscar la validación masculina para hacer lo que amaba. Reconoce, con dignidad, que en algún momento adoptó ciertas posturas varoniles (voz más grave, actitud frontal y defensiva) para encajar en una industria cuyos estándares fueron creados por y para los hombres. Una década más tarde esos roles han desaparecido y Catana le debe su artisticidad a una sola persona: a sí misma.
“Crecer siendo mujer en una sociedad patriarcal siempre va a ser difícil. Después, cuando entré al rap, nada cambió, ¿sabes? había que ganarse el espacio porque en el fondo era eso o nadie te visibilizaba, nadie compartía tu música. Y no eran las mismas condiciones bajo las que un hombre competía por la misma plaza. Implicaba muchísimo más esfuerzo. Luego también había los típicos hombres que te ayudaban, pero se aprovechaban de ti, siempre con un interés oculto, ¿cachai?”.
Pese a todo, Catana asegura estar agradecida por lo vivido. Supo cómo transformar la desventura en oportunidad y, actualmente, se conduce con total libertad creativa. Hace lo que quiere, cuando quiere. Tiene la capacidad de verbalizar rimas vertiginosas sobre un beat agresivo (“N.D.N.”) y si se le antoja cantar, igual lo hace valiéndose de una cadencia mucho más vívida (“Brillando Alto”). También hay espacio para los himnos como es el caso de “Volando en la Nube”, un tema que suena alto y claro durante las marchas feministas en su natal Chile.
“Escribí ‘Volando en la nube’ en la fase del estallido social chileno. Despertó ciertas cosas en mí que tienen que ver con la protesta, por ejemplo, desde la vereda feminista. Ya no quería sentir más miedo, quería salir a la calle y volver a mi casa, que los tipos me dejaran de hostigar. Entonces, la hice con base en lo que veía a nivel global. Las chicas estaban en la calle, acompañándose, dando la cara. Igual pasó aquí con la marcha feminista más grande que ha sucedido en Chile. Dije lo que sentía esperando conectar con otras mujeres que pasaban por lo mismo que yo. Y de esa manera surgió ‘Volando en la nube’, tratando de integrar a todas las que quisieran sentirse parte de la canción”.
¡Qué suerte que nunca dejaste de creer en ti misma!
Antes de que termine el año, Catana pretende lanzar otro EP, esta vez, colaborando con un nuevo artista de la escena urbana chilena llamado B Sanz. Es diez años menor que ella, por lo que podemos esperar “algo súper bacán con ritmos fresquitos y mucho autotune”. También habrá un sencillo más que contará con la participación de un artista de Tenerife. En medio de todo ello, por supuesto, espera ofrecer muchos shows. Para el 2023 regresará al estudio con la promesa de trabajar en su primer larga duración y todo lo que ello conlleva.
“Quiero empezar a vivir ese proceso de por fin hacer un álbum, porque siento que me lo debo como artista y que ya es tiempo. Creo que cuento con la madurez necesaria para empezar algo tan importante como un álbum”.
En retrospectiva, la carrera de Catana ha estado, sí, llena de vicisitudes, pero, en la misma proporción, de bendiciones. Si tuviera la oportunidad de hablar con la Cat Dee de 13 o 14 años le agradecería por no detenerse ante nada y nunca haber bajado los brazos: “Mira, mira todo lo que lograste solo siendo perseverante y confiando en tu trabajo. Qué suerte que nunca dejaste de creer en ti misma. Gracias por eso”.
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