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#CantosCruzados: 5 referentas de la música de Argentina

Como parte de #CantosCruzados, la periodista argentina Romina Zanellato de LatFem nos comparte 5 referentas de la música en Argentina que no te podés perder.

Foto por Pedro Bartholomai

Celeste Carballo

La chica de oro de los 80, de cabellos largos y ojos claros, agarraba su guitarra y hacía llorar a todos los muchachos con su blues. Celeste Carballo es una referenta indiscutible en el rock y en la historia de las lesbianas del país rioplatense. Aceptada y amada por los rockeros, empezó su carrera en el mainstream total: su primer disco, Me vuelvo cada día más loca, fue disco de oro antes de llegar a las bateas de las disquerías en 1982. Con un sonido más jazzero y acústico, al año siguiente editó Mi voz renacerá, también por una de las discográficas más populares del país. Estaba en todos lados, el éxito era suyo. Sin embargo, Celeste es un espíritu libre, indomable, y le gusta hacer lo que ella quiere. Tres características que no se llevan bien con la industria musical machista. 

Después de un viaje por España conoció a las lesbofeministas y volvió punk. Celeste y la Generación, ese disco de ruptura con los estándares de belleza, con la sociedad completa, con lo que esperaban de ella y con la industria, es una pieza feminista legendaria. Un himno de liberación desde la primera a la novena canción.

Pero tal vez su dúo de pop melódico con Sandra Mihanovich, Sandra y Celeste, fuera lo que más marcó a la sociedad argentina: dos hijas de alta alcurnia hacían canciones juntas y mostrándose erotizadas. No pasó mucho tiempo hasta que la sospecha se confirmara: Celeste dijo en la televisión pública que eran pareja, que era homosexual, en 1990. El amor de mujer contra mujer era innegable, y esa representación fue un oasis para muchas lesbianas del país, tanto en aquel momento como ahora que las reivindican como referentas.

Celeste es mucho más que todo esto. Celeste nunca dejó de hacer música y de reinventarse en cada disco. Pasó de hacer rock, al blues, o al jazz, de ser acústica a mega eléctrica, a punk, pasó por las baladas, por el Chocolate inglés, y sigue, sigue grabando, sigue sacando música. Cecé es imparable.

Foto: Rocío Inmensa

She Devils

Después de la represión social y cultural de la dictadura argentina, de la persecución y asesinato de la juventud militante, los primeros años de la democracia fueron de vomitar todo lo que estaba adentro, pudriéndose por la censura en cada une. Con bronca y odio hacia la humanidad, una joven enojada, Pat Pietrafesa, comenzó a hacer fanzines y a tocar la guitarra en bandas punks de una Buenos Aires convulsionada de fines de los ‘80. Ahí, en los recitales, conoció a una chica salvaje que tocaba la guitarra, Pilar Arrese, que también hacía fanzines contra la represión policial, sobre la libertad sexual y el do it yourself. La amistad y la sociedad musical que armaron desde entonces fue revolucionaria; para ellas mismas que se encontraron entre tanta gente “feliz”, que se reconocieron como distintas, y que de su inconformismo y no future había un estilo de vida, una forma de hacer las cosas. 

Cuando las dos se quedaron sin banda en los primeros años de los 90 decidieron juntarse a hacer música. Pat se pasó al bajo, Pila Jackson (como empezó a llamarse) tomó las seis cuerdas y Lucio “Lula” Adamo se sumó en la batería. En 1995 empezó la leyenda She Devils, la banda legendaria de punk y hardcore feminista

Uno de sus primeros trabajos discográficos fue El aborto ilegal asesina mi libertad, un split que lanzaron junto a la banda Fun People a favor del aborto legal en 1997. La presentación del split -formato de un par de canciones sobre un tema puntual- fue un escándalo. En Cemento, el boliche que fue cuna del rock nacional de los 80 y 90, se infiltraron algunos antiderechxs que intentaron boicotear el show. “Todes en el escenario y en la sala, incluso afuera antes de entrar, estaban discutiendo sobre el aborto. Fue impresionante”, relató hace poco Pat Pietrafesa. Su acercamiento a los grandes temas feministas comenzó ahí y nunca se alejaría, aunque sí lo hicieron de las organizaciones acartonadas del academicismo que no respetan la hechura punk de las cosas.

Su discografía incluye los discos La piel dura y Horario Invertido, varios EPs y splits, y múltiples shows por toda Argentina y países cercanos. She Devils ya no está en plena actividad pero una vez al año se junta a hacer unos shows con Inés Laurencena en batería. En cambio, desde 2007 las tres músicas forman parte de Kumbia Queers, la banda tropipunk más alegre y combativa de Argentina.

Foto: Sergio Veliz

Viuda e hijas de Roque Enroll

Las más populares de los 80, la primera gran banda de rock de mujeres, las primeras chicas alegres del pop, las mejores instrumentistas. Viuda e Hijas de Roque Enroll se formó en 1984 con el propósito de dejar atrás el rock tristón y melancólico setentista para darle la bienvenida a la celebración democrática. No había pasado ni un año desde que la dictadura argentina había terminado y ya sus maquillajes coloridos, su vestuario geométrico y sus canciones modernas sonaban en todas las radios, programas de televisión y estadios. Corría 1984,cuando la joven Mavi Díaz, quien tenía compuestas sus primeras canciones, se enteró que un productor buscaba una banda de chicas para invertir. Salió a buscar a las únicas instrumentistas que conocía: María Gabriela Epumer, Claudia Sinesi, y Claudia Ruffinatti. Ensayaron las voces un par de horas, se pintaron como puertas, se vistieron con la ropa de la mamá actriz de Mavi y fueron a las oficinas de Abraxas a cantarles a todes les que entraban así las escuchaban. Después de dos días lo lograron: tuvieron un contrato para grabar su primer disco. Viuda e hijas de Roque Enroll salió ese año y tiene hits como “Estoy tocando fondo” o “Lollipop”. El éxito fue total. Las Viudas, como se les empezó a decir, sonaban en todos lados. Las escuchaban les rockeres, en festivales para toda la familia, y también les niñes. Sus canciones, en apariencia simples y edulcoradas trataban con sonidos alegres las temáticas más actuales como la familia, los noviazgos, la sexualidad, la libertad e incluso la gestión menstrual.  En 1985 publicaron Ciudad Catrúnica y en 1986 su último disco, Vale cuatro. Grandes compositoras e instrumentistas, Las viudas rompieron moldes, soportaron los embates del machismo, y resistieron al paso del tiempo con astucia y sentido del humor. Sus discos están llenos de joyas para descubrir.

Foto: Victoria Schwindt

Flopa

Florencia Lestani no se siente referenta pero lo es por una nueva generación de músicas de la canción que la valoran, la escuchan, aprenden de su recorrido. Flopa aparece en la escena musical en una banda punk de los 90 que se llamó Mata Violeta, pero se fue de ahí porque sus canciones no tenían espacio. Sus composiciones son frágiles y graves, con un sonido propio y una forma de cantar que no sólo rompe las formas tradicionales que se le asignan a la voz femenina, también la dota de una personalidad reconocible y poderosa. Después de la gran crisis social y económica que vivió Argentina en el 2001, Flopa empezó el milenio con su proyecto solista, que consistía de ella y su guitarra. A veces algún amigo la acompañaba con otro instrumento, pero siempre que se paró a cantar se generó una especie de ceremonia, de lo íntimo y de lo artesanal. Dulce, fuerte, grave es su primer disco solista de 2004, y un año antes participó del exquisito disco Flopa Manza Minimal, un trío de canciones acústicas con dos amigos: Mariano Esain y Ariel Minimal.

A Flopa no le gusta tanto entrar al estudio, la incomoda, prefiere el lento devenir de una canción en la gimnasia de tocarla en vivo. Emoción homicida salió en 2007 y 5 finales para el mismo cuento es un EP que publicó en 2018. Sin embargo, nunca deja de tener el momento de encuentro con su público, esas lesbianas que la convirtieron en referenta, en voz de la disidencia de la canción, de las «machonas» futboleras, de las que narran amores y desencuentros con gravedad y pasión.

Foto: Tute Delacroix

Marilina Bertoldi

En la cima de la nueva ola de mujeres en el rock está Marilina Bertoldi con sus rulos salvajes y la guitarra eléctrica atada a una pedalera. Para llegar hasta ahí, ella hizo un recorrido desde su pueblo natal en provincia del litoral argentino, Santa Fe, con su guitarra criolla, los blues, y sus primeros proyectos artísticos en Buenos Aires, de bar en bar hasta integrar la banda de rock Connor Questa desde 2010 hasta 2015. De a poco se fue dando cuenta, el ambiente estaba lleno de varones que decían lo que tenías que hacer, que de alguna manera no daban el espacio para expresarse. Marilina decidió que sus canciones tenían que estar en un proyecto que llevara su nombre, que liderara ella. En paralelo a la banda sacó sus primeros dos discos solistas, pero no fue hasta el tercero, Sexo con modelos, que salió en 2016, en el que Marilina no recibió las miradas atentas de un público que crecía y crecía. A la par de la calentura que iba cocinando a las mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries en la Argentina después del #NiUnaMenos, Marilina iba entrando a los feminismos, a los enojos, a una concepción política que la atravesó. El calor de la época y su identidad de rockera indómita (herencia de Patti Smith, PJ Harvey, Fiona Apple) la sintetizó en un disco que fue bandera popular de las pibas que gritaban, saltaban, sudaban de revolución: Prender un fuego. Ese disco la llevó a los máximos escenarios y lugares que la industria musical tiene para ofrecerle a “las grandes promesas”: se ganó el Gardel de Oro 2019, la nominaron en los Grammys Latinos, tocó en tantos escenarios que traspasó las fronteras: el tercer episodios de Ruidosa Radio es con ella, hace poco KEXP lanzó el primer concierto de artistas latinoamericanas en su plataforma. Pero para ella hubo un momento cumbre, algo así como la Meca, el éxtasis, el máximo galardón: escuchar a cientos de pibis saltar y corearla, incluso más fuerte que lo que ella misma podía, en la presentación de su disco el 14 de junio de 2019 en el Teatro Flores, un clásico reducto de rock porteño. Marilina es la nueva generación, y ella ya reina en el futuro.

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