Y retiemblen sus centros la tierra, al sororo rugir del amor…
Reseña y fotografías: Liliana Estrada
En 2023 más de tres mil mujeres fueron víctimas de feminicidio en México. Muchos de esos casos, siguen impunes. Sus madres no dejan de pedir justicia; sus hermanas, tampoco. Y cuando suena “Canción sin miedo” de Vivir Quintana, dan ganas de incendiarlo todo.
Si bien este tema tiene algunos años de haberse convertido en un himno en Latinoamérica y es un estandarte para miles de mujeres que piden justicia por aquellas que ya no pueden hablar, escucharlo en vivo es una experiencia que mueve las fibras más sensibles.
Vivir Quintana se presentó en el Lunario del Auditorio Nacional en la Ciudad de México el pasado 16 de febrero; con un ensamble de nueve mujeres sobre el escenario con la dirección musical de Carmen Ruíz.
Recorriendo un setlist de 23 canciones encima de una tarima vestida de flores que además, aromatizaba el lugar, la cantautora originaria de Francisco I. Madero, Coahuila, tuvo un concierto completamente agotado y lleno de emociones que fueron desde el amor a la rabia y una grata invitación a la sororidad.
Vivir contó con varixs invitadxs en este show. La primera fue la artista guatemalteca Sara Curruchich, para interpretar “Sorora”.
Posteriormente, El David Aguilar salió con su guitarra al escenario para cantar un clásico de la música regional mexicana “No hay novedad”.
También subió Cecilia Toussaint, quien además le brindó unas palabras muy gratas a Vivir.
Y para casi cerrar el show Caña Dulce y Caña Brava unas invitadas que llenaron el Lunario de son jarocho.
A lo largo de dos horas de show, Vivir dio un repaso por su repertorio que cuenta con canciones que hablan del amor desde diferentes perspectivas, pero son las de protesta y denuncia social las que se han convertido en su voz más potente.
Tal es el caso de “Al Tiro” y “Claro que no”, un par de corridos que contaron la historia de mujeres que están encarceladas por “defenderse mucho”, como mencionó Quintana. Relatos que lejos de ser ficción, son la realidad de muchas presas que injustamente fueron alejadas de sus familias por hacer justicia, antes que la policía o el Estado mismo.
¡Otro momento importante fue cuando sonó ¿Quién cuida al pueblo? –Que ser activista no sea una sentencia de muerte– mientras Andrea Echeverri salía en la pantalla junto con mensajes alusivos a la libertad de expresión. Este tema está dedicado a periodistas, activistas, ambientalistas, madres buscadoras y a todos aquellos que luchan por respuestas.
Al final, cuando comenzó a sonar “Canción sin miedo”, la atmósfera dentro del lugar se transformó; ya no era solo una voz sino un coro de mujeres alzando el puño, sintiendo más que nunca el dolor por los asesinatos de otras cientos de hermanas.
Nombrándolas en la pantalla, ¡porque no son solo una cifra! y en unísono sonando “Nos queremos vivas”, el concierto de Vivir terminó a una sola voz con “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”…
La noche del Lunario de Vivir Quintana estuvo repleta de momentos dignos de recordar, de sentimientos y emociones que no se presencian todos los días. Y queda más que claro que la música va más allá de los oídos, hay canciones que se sienten, otras que duelen y otras que sanan.