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Loli Molina en constante cambio

La periodista Lizzy Zubieta conversó con la argentina Loli Molina acerca de su último disco “Lo Azul Sobre Mí” y de sus procesos creativos, inspiración, reinvención y cómo conectó con su autenticidad.

Por Lizzy Zubieta (Poua Magazine)

El anti pop de Loli Molina siempre me ha cautivado, pues es una artista que forma su espacio, su momento y su estilo de acuerdo a sus impulsos y no a su entorno y aun así, siempre sale triunfante. Es una de las mujeres más congruentes con las que he hablado y me encanta pensar en que su personalidad, sigue moldeando algunos hábitos de mi vida. Espero que haga lo mismo contigo. 

Loli Molina estudió piano desde los 6 años y empezó a tocar guitarra a los 10, para después estudiar dos años en la Escuela de Música de Buenos Aires con Sebastián Zambrana. Luego de cantar en pequeñas agrupaciones, en 2007 comenzó su carrera como solista. Desde su primer álbum publicado en 2008 y hasta la fecha, ha recorrido escenarios y festivales en toda la región y Europa. La cantautora, productora, guitarrista, escritora y artista visual argentina, radicada en Ciudad de México, es ganadora de un premio MTV Latinoamérica y nominada en varias ocasiones a los Premios Gardel.

Su último disco Lo Azul Sobre Mí data del 2019, sin embargo, sigue haciendo mella tiempo después; y lo menciono de tal manera porque una de las cosas más fascinantes de Loli es la libertad con la que asume sus procesos artísticos… poco importa la era de la inmediatez. Eso es lo mejor de este álbum, la profundidad bajo la cual fue concebido, las temáticas concienzudas y humanas que entregó Molina a nosotros abrazadas por la guitarra española. Esas permisividades lo convierten en un compilado único que muestra el incalculable peso artístico de la argentina y por lo que me sentí atraída para conversar con ella; su entereza y auto aceptación, atrapan y no sueltan.

 

¿Cómo se ve para Loli lo cotidiano? ¿Cómo es un día normal de tu vida?

Me despierto bastante remolona, me cuesta trabajo salir de la cama. Intento hacer yoga o algún otro ejercicio. Conecto con mis seres: mi pareja, mi perro. Los saludo y celebro que están ahí. Después cocino y pienso en lo que me gustaría comer a lo largo del día y planifico alrededor de eso, canto bastante, leo si puedo. Son días muy tranquilos. 

En tu último disco tocas temas como la muerte, que bien puede ser sinónimo de finales, cierre de ciclo y cambios, hablas de una constante en nuestras vidas, sin embargo, es un tema que nos cuesta trabajo sobrellevar ¿a qué crees que se deba?

Por alguna razón, hace varios milenios, los seres humanos como colectivo se desconectaron del mundo natural; se desconectaron de la diosa, de lo sagrado femenino, de las plantas, los ciclos naturales, y en tanto nos desconectamos de eso, la muerte pasó a ser como una especie de fantasma que atenta contra lo que tenemos, atenta contra nuestros deseos en vez de ser parte de algo natural. Yo creo que ahora más que nunca, estamos inmersos en una cultura que justamente trata de vender todo lo contrario: cremas para no envejecer, entre otras mil cosas que van en contra de esta idea de que todo empieza, termina y comienza de nuevo. El disco tiene ese espíritu, está escrito así para que empiece, termine y vuelva a empezar.¿Qué te llevó a desarrollar esta temática? ¿En qué punto de tu vida artística y personal te encontrabas que tomaste ese camino?

Yo venía bastante desilusionada de la industria de la música, también de bastantes procesos personales muy fuertes en relación a mi historia… una identidad que necesitaba dejar atrás y también estaba en un estado de habitar muchísimo la tristeza con mucha dignidad, como cuando una realmente se deja habitar por esos estados. Quería hacer un disco que no tuviera nada de máscaras, que fuera realmente lo que es, aunque fuera un disco anacrónico para la época; un disco de guitarra española y cuerdas no es lo que está sonando. Para mi fue un poco como, bueno, si después de este disco ya nadie me quiere escuchar y todo se cae, bienvenido sea porque esto es real y, en realidad, pasó todo lo contrario. 

Ahora que te alejas de lo que podría pedir una audiencia y en su lugar desatas lo que hay en ti a nivel personal y artístico ¿has notado que con mayor frecuencia los artistas ofrecen en sus canciones estos lapsos de introspección?

Sí y no. Yo creo que esa cosa introspectiva ha estado siempre, desde Nick Drake a José González o Jeff Buckley, siempre han existido músicos que retratan esos estados. Lo que sí es cierto es que hoy existe mucho de todo y eso está a la vista porque los músicos se pueden autopromocionar.
En general, desconfío mucho de todo porque cuando veo que una obra carece de fondo, no me interesa. Siento que por el modo en el que hay que promocionarse, muchas cosas que podrían ser profundas o que podrían mostrarse de manera mucho más profunda, se termina banalizando. Los artistas hoy tenemos mucha ansiedad porque parece que es muy difícil vivir del arte y termina sucediendo que los músicos terminan pareciendo vendedores, aunque claro, esto tiene más que ver con una cuestión estructural de comunicación y de cómo está planteada, cruel y despiadadamente, la industria. 

Fuiste parte de una disquera por algún tiempo de tu carrera, ahora que eres independiente ¿cuál ha sido la mejor parte de manejarse de esta manera? 

Ser independiente es lo mejor que me pudo haber pasado, he aprendido mucho. Sigo aprendiendo mucho. Soy dueña de mi material, dueña de mis discos, del rumbo que toma mi carrera y eso me da mucha libertad. 

Lamento mucho haber pasado por las discográficas y por esas estructuras tan abusivas cuando era más chica y realmente no tenía idea de cómo era la industria. Al día de hoy, haberlo vivido mantiene secuelas pero estoy en un capítulo de mi carrera que está muy bueno. Me siento muy enfocada con lo que quiero, arraigada en mí y en mis fortalezas. 

Tengo conocimiento de causa de muchas cosas como para sentarme a negociarlas, pedir lo que necesito y exigir lo que me corresponde. Por supuesto que es difícil ser independiente en este mundo y cada vez lo es más pero la alegría y la tranquilidad de que lo que vos hacés es tuyo, es impagable.

 

Procesos creativos

Eres una artista que lleva sus procesos de una manera muy artesanal. Te gusta detenerte y pensar las cosas para poder crear ¿de pronto resulta complicado balancear lo que pide una industria que exige que estés presente todo el tiempo, con tu manera de ser y crear desde la conciencia?

Gracias, gracias por todo lo que dices. Sí, a veces puede ser un poco complicado; la industria presiona y exige cosas como tener un lanzamiento nuevo cada tres meses (lo que a mí me parece un delirio). Pero yo incluso uso esas premisas que me parecen ridículas para justificar cierta radicalización de mi comportamiento. 

Es como, si esa es la premisa, me voy a tomar un año y medio para sacar una nueva canción (risas). Hay cosas que me generan tanto rechazo y tanta desilusión, que las uso también como motor para generar una realidad nueva, un disco nuevo, una canción nueva. Es algo maravilloso que tiene el arte, que nos ayuda a transmutar el horror y las cosas que no están bien. 

Mi camino tiene que ver con eso; cómo puedo transformarme y transformar las cosas y no solo quejarme, sino proponer. Cuando uno saca un disco, está proponiendo algo, está proponiendo un modo de escucha, está proponiendo ir a una profundidad y me gusta poder hacerlo. 

¿Qué pasa contigo una vez que aterrizas un sentimiento o una reflexión en una canción concreta y la pones afuera?

Bueno, yo tengo muy claro que las cosas que escribo, en el momento en el que salen ya no son mías. También tengo claro que en mi rol como persona creativa, soy más bien una especie de canal. Esa música que aparece a través mío, que pide un espacio en mi voz y yo se lo doy, en realidad es como un mensaje que está ahí disponible para todos y todas, sin creer que soy la mensajera de ninguna cosa, sino que más bien tengo ciertas cualidades físicas o intelectuales y emocionales que me permiten canalizar ciertas cosas con las que mucha gente después se identifica. Eso no es mío, aplica para todos. Al fin y al cabo lo que yo hago, lo hago por la música y para la música. Soy una servidora.  

¿Cómo te has adaptado, tú y tu proceso creativo a la interrupción de los shows en vivo y con ello, a la detención de una importante fuente de ingresos?

Yo soy una persona bastante hogareña y necesito mucho de estar encerrada, de guardarme para poder pensar, pensarme y pensar el mundo. Este tiempo me ha servido bastante para eso. También para pensar en canciones nuevas, proyectos nuevos, para acomodar prioridades. 

Definitivamente empezar a dar mis cursos online ha abierto una puerta nueva de más comunicación con la gente. Es un momento muy delicado, donde hay mucha gente que está muy angustiada, preocupada. Reconozco mi responsabilidad como comunicadora, pues cada cosa que yo escribo hay quizás mil personas que lo leen. Procuré ser en este tiempo una fuente y un aporte de luminosidad, de conciencia, de atención; de hacer que algunos mensajes se expandan. 

Estoy trabajando con ambientalistas y ONG´s que trabajan con el medio ambiente y eso para mí es fundamental. No nos tenemos que olvidar de que el capitalismo se cae y del coronavirus, pero mientras hablamos están tirando un manglar, le están prendiendo fuego a un bosque… como tal asumo mi responsabilidad como parte de esta humanidad y como alguien que tiene la posibilidad de comunicar. 

En alguna ocasión mencionaste que los procesos de creación son difíciles a nivel personal. Decías que era un poco complicado darse el permiso de expresarse y que debías tener una estructura interna muy fuerte para poder crear y compartir ¿cómo ha sido para ti? ¿cómo te has cultivado para resistir y además, seguir reinventandote?

Yo dedico mucho tiempo a observarme, a observar las cosas. Soy una persona que le interesa mucho explorarse, explorar otras realidades, otros estados y bueno, llevo toda una vida de eso. Desde muy chiquita he estado tratando de estar presente, en una especie de ensoñación despierta donde proceso mucha información. Una gran parte de mi proceso creativo está ahí, en esa dimensión; lo aterrizo y se transforma en palabras y notas. 

La cuestión de la reinvención y de tratar todo el tiempo de estar cambiando es algo que me es intrínseco. Soy una persona a la que todo le queda viejo rápido. En relación a lo que hago, me gusta tratar de siempre estar ofreciendo algo distinto porque no me gusta subestimar a la gente que me escucha. No me gustaría que la gente que escucha mi música llegue a un disco nuevo y diga “Bueno es lindo, pero es igual al anterior”, eso me parecería terrible, entonces trabajo bastante para conectar. Es un desafío con el que voy creciendo. 

¿Alguna vez te has sentido insegura o presionada por esta inquietud de ofrecerle algo diferente a tu audiencia?

Claro que sí. Aunque yo no escriba pensando en lo que dirá la gente cuando lo escuche, sí estoy pensando en ofrecer algo de calidad, honesto y transparente. A veces uno no se da cuenta y se esconde detrás de máscaras que quedan cómodas. Para mí conlleva una gran responsabilidad dar una clase, una entrevista o pararme a dar un concierto. Cuando uno tiene un micrófono, uno debería de pensar en que está en un lugar donde mucha gente lo ve y lo escucha. Por lo tanto eres responsable de lo que tienes para decir.

No solamente eres una compositora lírica excepcional, sino que también eres una gran guitarrista ¿cómo es tu relación con tu instrumento?

Gracias por lo de gran guitarrista (risas). Mi relación con la guitarra es muy vieja. Es mi relación estable más larga, pues toco desde los diez años y tengo treintaitrés. Es un instrumento al que quiero mucho y que he estudiado mucho, aunque haya temporadas en las que simplemente no me dan ganas de tocar. Es un instrumento que se sigue revelando a mí como algo inalcanzable; si bien tengo un nivel de técnica y expresión en la guitarra, estoy muy consciente de que hay cosas que no puedo tocar y que probablemente no podré tocar nunca. Y eso me gusta. Edgardo Cardozo, un gran guitarrista, tiene una canción llamada La Guitarra y en esa letra dice que “la guitarra, al que se enamora de ella, le devuelve lo que entrega” es hermoso. Tengo la sensación de que siempre que le he dado algo, cuando la toco, la afino, la estudio, siempre vuelve algo… eso es muy mágico. Es un instrumento que está vivo, está hecho de árboles. Es una relación simbólica y emocional que incluso es mucho más fuerte que mi relación musical con ella.

Casi como si fuera otra extremidad de tu cuerpo…

Sí, sí. Me siento muy cómoda cuando la tengo entre los brazos o sobre el cuerpo. La guitarra tiene esta cualidad de que se toca contra el pecho y se siente cómo vibra. Es poderosísimo eso. 

Inspiración

Dices que viajar te cambia ¿qué te ha aportado México con respecto a tu ingenio artístico y por qué lo eliges como el país para radicar?

Vine a vivir aquí principalmente porque mi pareja y yo decidimos darle curso a nuestra relación, ya que estando a la distancia todo era más difícil. También yo estaba en un momento de quiebre en el que necesitaba desapegarme de algunas cosas con las que me identificaba y que tenían que ver con mi pasado, con el lugar donde nací.

Estuvo buenísimo, vivo acá hace poco más de tres años. México es un país muy grande, con una diversidad enorme. Todos estos movimientos de estar viajando entre Buenos Aires y la CDMX como dos puntas del continente y con todo lo que hay en el medio, fue y es muy enriquecedor.

No soy una militante de esta idea de “el viaje porque sí”. Creo que el viaje siempre debe de ser hacia adentro, porque bien podrías pasarla de viaje sin aprender nada de la vida, de tí mismo ni de nadie. Por ello soy una viajera en muchos sentidos, para adentro y para afuera. 

¿De qué te nutres como ser humano y como mujer? ¿cómo notas que eso se refleja eso en tu arte?

La naturaleza es una gran fuente de inspiración, adoro sus mensajes. Mis amigas y mis amigos, mis amores en un sentido amplio también me han inspirado, mucho más que mis ídolos. He encontrado todo en mis amigos, mi familia, mis maestros, a ellos les debo todo, están en mis canciones, en mi música, en mis dedos cuando toco. Toda esa gente que deja una huella. 

En redes sociales siempre pides que te recomienden lecturas ¿hay algún libro que haya cambiado tu vida?

Tengo varios. Se me ocurre un libro que se llama Ishmael de Daniel Quinn. Lo leí cuando tenía trece o catorce años y a la fecha pienso que es un libro increíble. Las lecturas de mi adolescencia como Siddharta de Hermann Hesse o Las Cartas de un Joven Poeta de Rilke son fundamentales para mucha gente. Son libros que te enseñan cosas, que te cuentan cosas. A mí esos libros me cambiaron la vida. 

 

Música y mujeres

¿Cómo trata Argentina a sus cantautoras?

En los últimos años se ha abierto mucho. No es un secreto que el colectivo feminista tiene en Argentina su mayor resistencia; esa resistencia se transportó a la escena musical y somos un país que tiene, desde el año pasado, una ley de cupo femenino para todo festival y evento cultural y eso ha permitido que cada vez haya más chicas liderando sus proyectos, pues hay muchísimas mujeres muy talentosas, como creo que ha sido el caso no solo en Argentina. Tenemos una escena que está muy nutrida, muy interesante. Chicas que apenas van empezando, ahora tienen referentes, lo que antes no sucedía. Esta es una ola que no va a parar de crecer. Tengo mucha admiración por las mujeres de mi país… mira que no me ves, pero tengo lágrimas en los ojos. 

¿Cuáles crees que hayan sido los logros más representativos de las mujeres en la escena musical y cuáles son los mayores retos por venir?

Los mayores retos serán seguir ganando terreno, seguir reocupando espacios cada vez con más tranquilidad. Las situaciones de violencia contra la mujer siguen sucediendo.  Estos no son retos que tengan que ver con algo que tengamos que hacer las mujeres, sino con una adaptación que tiene que hacer la sociedad y nuestra cultura para finalmente hacernos de un lugar. De las grandes cosas que hemos hecho las mujeres como colectivo en el último tiempo es poner temas complicados, delicados y urgentes sobre la mesa. En los últimos años se ha hablado de un montón de cosas: repensar las masculinidades, la maternidad y lo que representa o no para las mujeres, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, la violencia institucional histórica para con las mujeres… estos son temas que ahora están a la luz y que ya no nos vamos a callar.  Con relación a la industria musical es lo mismo, seguiremos discutiendo estas cosas, hablando estas cosas hasta que ya no sean tema. 

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